En este momento estás viendo LA CALIDAD EN DISCUSIÓN

En estos últimos días circuló una noticia en Santiago del Estero de que un jovencito de veintiún años egresó como abogado de la universidad Siglo 21, institución cordobesa que nació a mediados de los noventa y que antes de la pandemia hizo una gran inversión edilicia en Nueva Córdoba y que viene ampliando sostenidamente su oferta.  En su trigésimo aniversario de este año anunció la inclusión de la carrera de medicina y la creación de un nuevo campus.

Es reconocida en todo el país por su oferta virtual a distancia de varias carreras y el examen de opción múltiple con una computadora que te graba y no te deja abrir ninguna otra ventana ni levantar el celular. El sistema se fue perfeccionando con los años. El disciplinamiento está mediatizado por la tecnología porque en esas instancias de examen nunca hay un profesor a quien se le pueda consultar. Está uno a solas con el cíclope de cristal que representa muy bien Gran Hermano el reality, esta no es una referencia cool de ciencia ficción.

Son los inicios de la primavera del año 2025 y la estrategia económica del gobierno empieza a hacer aguas contra todos los pronósticos. Las habilidades de trader de Caputo nos hacen perder reservas como un balde que tiene más grande el agujero del fondo que por el cual le entra el nimio chorro de agua. Sturzenegger el record guiness de la toma de deuda y voz autorizada para el oficialismo le hace burla en público. Hace poco se filtraron unos audios tan escabrosos y explícitos que hasta los vendedores ambulantes más antiperonistas hacen chistes en la calle sobre descuentos y comisiones de su proveedor del tres por ciento. Cuando se pierde la confianza se pierde también todo lo otro que viene después, incluida la plata.

¿De qué me sirve ser viral?

El primero en quien pensé al leer “abogado de veintiún años” fue en Daniel Divinsky, probablemente el editor más famoso de Argentina o que lucharía por ese mote con Boris Spivacow. Las notas virales hacen énfasis en lo inédito y en la precocidad del logro del flamante letrado y se menciona con nombre y apellido a la universidad en cuestión. Los comunicólogos más pícaros supieron cómo comunicar en redes sociales porque sabían que se iba a armar porque están atentos al rumor social que no se escribe en ninguna parte más que en el boca a boca. Y que un post, en Instagram y Facebook, por ejemplo, tenga muchísimos comentarios, cientos, te deja en las puertas de la viralidad.

El tráfico es la nueva deidad que justifica todas las búsquedas y la optimización de sensibilidades para detectar el tema del momento (este texto incluido) y darle caña con eso. Vivimos en una época en la que hasta los medios tradicionales juegan a intrigarnos, ya no a informarnos. Esto siempre existió. GIUNTA NO SE CALLA NADA decía el diario deportivo de los noventa y en la tapa se anunciaba que se ampliaba en la página ocho. Pero ahora esta lógica clickbaitera roza muchas veces el ridículo y deja a la vista las intenciones meramente comerciales del medio. Títulos del tipo “Qué le dijo Gallardo en el entretiempo a los jugadores” y otros más chabacanos todavía: “Florencia Peña incendió las redes con su bikini diminuta”.

Mencionaba a Daniel Divinsky, de Ediciones de la Flor, definitivamente la editorial más conocida de Argentina (en gran parte gracias a Quino y Mafalda pero también a Walsh, Fogwill, Fontanarrosa y otros tótems de la literatura contenidos en su catálogo) porque fue abogado a los veintiuno también, como este joven santiagueño comprometido con su formación y hábil para el estudio. Una nota al pie consignaría que en este 2025 falleció Divinsky, el mismo año en que De la flor perdió los derechos sobre Quino, en manos de Penguin Random House, el gran sello pulpo propiedad del conglomerado alemán de medios Bertelsmann, a quienes se nombra muy poco pero son los que publican más de la mitad de los libros que ves cuando entras en librerías como Cúspide, la otra parte restante es de los españoles de Planeta. La producción de los medianos y los chicos, los que no son garantía de venta, los marginales que son igual de buenos cuando no más originales y atrevidos, los vas a encontrar en páginas como ésta.

Daniel egresó de la escuela secundaria a los quince. En algunas entrevistas anteriores a su fallecimiento, porque naturalmente uno no da notas desde la posvida, se refiere a ese carácter de niño genio y reconoce que quemó etapas, como se dice. Ya era abogado pero aún con matrícula profesional propia le tenía que firmar todo otro colega porque en esa época la mayoría de edad recién se alcanzaba a los veintidós. Definitivamente una curiosidad. Sí litigó pero no mucho porque pronto conoció a Jorge Álvarez el semidiós de la producción cultural en formato libro y disco de vinilo en la Argentina de los años sesenta y setenta (editó él solito a Saer, Walsh, Viñas y sacó los primeros libros de Ricardo Piglia, Lliliana Heker, Vicente Battista, Oscar Masotta y Germán García, importantes estos dos últimos para la historia de la divulgación del psicoanálisis en castellano y con sus discográficas apostó por Moris, Manal, Almendra, Vox Dei, y luego por Sui Generis, Pappo y Spinetta que, al igual que todos los autores mencionados, no tuvieron un buen rendimiento en ventas al punto tal que terminó en la quiebra más de una vez). Cuando arrancó Ediciones de la flor en 1967 junto a Kuki Miller (su pareja y coeditora, directora desde 2015) y Jorge Álvarez, ya tenían, gracias a la experiencia del señor con nombre de editorial, una cartera de contactos de autores que si bien no eran una garantía de rentabilidad sí lo eran de prestigio, tales como Quino y Rodolfo Wash. El fenómeno Mafalda ya había explotado a finales de los sesenta y fue durante toda su vida que el sello acompañó a Quino y sus derechohabientes que, como ya dije, decidieron en este 2025 que la distribución internacional estuviera a cargo de una multinacional. En su defensa, porque les pegaron mucho en redes, hay que decir que desde Argentina es muy difícil ser competitivo en términos de distribución fuera del país porque todo se costea en dólares y iatusabe cómo viene el temita ese. Se había anunciado también para este año una serie animada de Mafalda y sus amigos producida por Netflix. Habrá que ver cuánto del talento de Quino para ser universal pero también atento a la coyuntura sobrevive. Intuyo, capaz por puros prejuicios de gato, que será una visión despolitizada como la de los inicios costumbristas y de trama familiera de la tira del período 1967-1968 a las que el mismo Quino consideraría después como pérdidas de tiempo (sic) al compararlas con las otras más potentes comunicativamente de entre 1969 y 1973.

Todo este divague para decir que Divinsky abandonó la profesión de abogado a los pocos años de litigar, seguro por la plataforma de éxito que eran Mafalda y sus amigos, y se dedicó con exclusividad a su labor como productor cultural empresarial aunque no por esto descorazonado ese perfil. Muchos conglomerados quisieron comprar el sello ofreciéndoles fortunas y jamás lo aceptaron por insistir con su perfil independiente y familiar. Es una de las pocas editoriales argentinas del tipo que sobrevive, para no ser pesimista y decir la única.

Mi curiosidad de gato me hace sospechar que ese abandono de la profesión la hizo para no practicar durante toda su vida adulta una profesión cuya selección entre otras fue considerada siendo apenas un niño y con la presión paterna de estudiar “algo con salida”, lo que también comentó en entrevistas. Tengan en cuenta que empezó la universidad a los quince. Tiempos locos aquellos. Si están indignados por los cánticos actuales del tipo “a los zurdos los iremos a buscar” que cantan los rugbiers de repentes conmovidos con la irrupción de un outsider liberal que les habla por TV mirándoles a sus ojos también celestes y desacostumbrados a la luminosidad de la sensibilidad política. Por esos años cantaban sí, pero también los iban a buscar de verdad y los torturaban para que manden a perder a otros, a las mujeres las violaron y a sus hijos sistemáticamente se los apropiaron familias más o menos rancias pero seguro ninguna víctima sino más bien bastante cómplice. Parece una caracterización ambiental de Stephen King pero es historia argentina pura y dura. Hace muchos años le escucho a intelectuales como Ernesto Picco decir que “la lucha será por el sentido” y las primeras veces que le escuché no lo entendí pues la mesa es la mesa la democracia la democracia y claro, qué inocencia felina la mía, con los negacionistas de la última hora no necesito ya que me expliquen lo que quería decir Picco.

Basta de vueltas, vamos a los que venimos

En las publicaciones virales mencionadas hay un arco de comentarios que va desde el “no les des bola a esos resentidos amigo, el mérito es todo tuyo” hasta los que satíricamente le preguntan cuánto tiempo le hubiera llevado en la UCSE o en la UBA.

No se preocupen por el joven egresado que seguro, al momento de decidir dónde estudiar, ya había escuchado este repertorio de rumores que podríamos sinterizar en la imprecisa categoría de “la gente anda diciendo” que esos posteos en redes sociales coleccionan más o menos apropiadamente y así y todo la ponderó bien por la posibilidad de avanzar adelantado materias que por ser aranceladas no quita que haya que estudiarlas y dar cuenta de que uno las domina.

Tampoco hay que comerse el verso de que presencialidad es sinónimo de calidad. Porque puede existir un mal profesor o al menos uno de dudosa pedagogía que explica su puesto en un concurso amañado a la medida de su no muy frondoso currículum. Esas cosas pasan. Ayer le escuché decir a un reconocido autor santiagueño decir que los profesores de literatura son los que menos literatura leen. Brutal. No lo vamos a mandar a perder porque fue dicho en confianza. Que algo sea dicho a lo bruto, que suene chocante, no quita que pueda tener algo de cierto y que es por esa pizca de certidumbre que causa picazón y molestia. Para ejemplo vayan a ver los comentarios de los post.

La universidad S21 tiene una narrativa aceitada al respecto. Esta visión explota la idea de “ser el protagonista de la propia formación”, lo que en términos de mercadeo me parece brillante porque del enunciado se deduce que si me encuentro a un profesional egresado de esa universidad que no ejerce bien sus funciones es por su propia responsabilidad y a la honorable casa universitaria no le cabe ninguna.

¿Escucharon esto de “cuando las empresas quieren contratar abogados en los anuncios ponen egresados SXXI abstenerse”? Yo sí y hace más de una década. El corrosivo rumor ya circulaba así que tampoco es nada nuevo esto de cuestionarle la autoridad a la universidad que enseña orgullosa de la virtualidad cuando no de la distancia. Esos dimes y diretes los escuché muchos de ellos agitados en boca de actores (que de paso nos recuerdan que nunca se opina en el vacío y que toda opinión tiene sesgo, todo autor es actor a la vez, el verdulero que critica al verdulero del frente hace correr agua para su molino con sus reproches, todos somos esos verduleros, no hay escapatoria) de la universidad privada santiagueña que tiene en su catálogo a Abogacía, que construyó su prestigio en el rubro y que se vio seriamente perjudicada al llegar esta menos exigente por ser más corta en duración, de menor exigencia bibliográfica e intelectual y, por partes, más barata.

Ustedes me verán muy peludo y con cuatro patas, pero así, gato y todo,  tuve experiencia en las dos únicas universidades que ofrecen en su catálogo el estudio del Derecho. Así que por ahí no me pueden correr. Aunque cualquiera puede opinar y odiar aquí, no importa no haber pasado por la experiencia. Sino nadie hablaría de fútbol a los gritos.

El amplio y creciente público de la S21, que amenaza la economía de la UCSE porque junto con psicología son las dos carreras con más demanda,  se explica por la inmensa cantidad de su estudiantado que tiene tomada parte de la vida por el trabajo. Esto hay que decirlo porque gato y todo también lo intenté y fracasé. Cuando se choquen en la peatonal con alguien que trabaja y estudia al mismo tiempo admirenlé. Porque es muy difícil. Uno dice vuelvo del trabajo a las 18 y de ahí le meto, ajá, sí, ¿con qué energía le vas a meter? ¿con qué ganas? Si además hay uno o más hijos qué cuidar ya no entiendo cómo pueden. Porque estás de veinte a cuarenta horas a la semana en un trabajo que te explota, ni hablar si es del comercio en general, rubro en el cual los propietarios saben bien que no todas las personas trabajan por el dinero (muchos lo hacen por tener algo que los haga salir de la casa o que sea algo mejor que tener disponibilidad para la ociosidad porque se cae en la autoagresión muy rápido pensá en un cocainómano abstemio que intenta caminar derecho y ahora trabaja aunque la paga sea miserable, hasta gratis lo haría y eso intuyen bien también los jefes que necesitan mano de obra para el trabajo forzado en el mercado cuando ofrecen los recortes salariales alegando que la opción es la quiebra, el cierre y la consecuente pérdida del puesto) en especial si se tiene veintipocos y se vive con los padres. Los dueños lo saben bien por eso ofrecen treinta, cuarenta, cincuenta mil pesos a la semana por un trabajo full time que los precarizados todas las veces se ven forzados a aceptar por la conciencia de que alguien más lo haría por menos plata incluso, lo que es tristemente cierto y que también le suelen soplar al oído los dueños a los empleados.

En la S21 hay un formato embudo en la carrera de derecho. Al principio es barato y fácil. A partir del segundo año se empieza a complicar en complejidad y cantidad y también en términos dinerarios. Las materias se estudian todas durante cortos períodos de tiempo, de tres a seis meses. Cuando en la formación digamoslé por hoy tradicional de la UCSE los estudiantes pasan en promedio un poco más de dos años enteros estudiando derecho penal por mencionar una rama, los de la S21 llegan a un promedio de seis meses, contando la parte general y la especial del derecho penal. Y pueden pagar para adelantar materias. Eso costará sacrificios porque los trabajos prácticos también son exigentes y requieren producción personal.

La formación de la S21 está centrada en la práctica y no hay materia que no inicie con un caso concreto (a veces incluso real) para que se entienda el corazón de la cosa y la implicancia procesal de lo escrito en la letra dura del derecho.

En la UCSE la formación es diferente, más apegada a lo axiológico (aunque claro tampoco esto les impide a los docentes con experiencia profesional poder dar ejemplos prácticos). No se puede adelantar por mucho que uno tenga para pagar porque hay trabas entre correlatividades fuertes de materias que exigen forzosamente un cursado y que es imposible la posibilidad de rendir libre sin antes haber perdido la regularidad. Hay materias famosas por ser coladores. La S21 también tiene sus coladores pero son de instancia presencial y nadie pasa por esa instancia sin saber porque ahí sí que el examen no es a opción múltiple.

El argumento que fataliza la discusión y que explica el chiste del título, porque jamás nadie puede clausurar una discusión (mucho menos en estos tiempos de crisis de la credibilidad, de confianza en el couch pránico y desconfianza en las vacunas y la comunidad científica), es el de la modalidad del examen.

Más allá de la probada cuestión de la mayor calidad de lectura en físico y con docente de presencia física y en tiempo real con quien se pueda dialogar. A una pantalla no le puedo interrumpir con una pregunta a lo sumo darle pausa al video y después googliar o consultarle a GPT porque a la generativa de texto de Meta le falta horno todavía.

Al leer en un libro hay una espacialidad que se materializa en información sabida, por ejemplo acordarse de un argumento que aparecía al final de la página impar, entonces se hojea saltatoriamente el libro omitiendo las pares y los inicios de las impares porque se busca más o menos con una orientación. En un PDF que se lee una página después de la otra esa incorporación espacial es imposible. Que se pueda hacer un comentario marginal en la PC no prende tan bien como un rayón manuscrito, un post-it que se pega o una página que además de  rayar se dobla para no perderla luego. 

Con eso sí se podría no digamos clausurar la discusión sino dejar en claro unas bases porque ya está probado. Una referencia puede ser “No tires tus libros físicos: Un meta análisis de los efectos de los medios de lectura en la comprensión lectora” que demuestra la ventaja de la lectura en papel sobre la de pantallas. Pueden encontrar sus resultados en la web.

Lo de fatalidad del argumento no es exagerado, porque tendrá la UCSE sus falencias y sus aspectos criticables pero en cada caso hay un docente que enfrentar, y a la manera clásica someterse a su juicio y su evaluación. Esa instancia no es habitual en la S21, exceptuando las presenciales mencionadas que son auténticos coladores, y lo más grave es que un gran porcentaje del estudiantado tiene acceso al conjunto de preguntas que el examen incluirá. Les llaman “pregunteros” y existen de todas las materias y se van actualizando. Los veinteañeros usuarios hábiles de Telegram son los más acostumbrados a estas prácticas tramposas de las que se excusan diciendo “pero si son doscientas preguntas y sus respuestas correctas y en el examen aparecerán solamente veinte, esta consulta es estudio legítimo”.

Terrible posición la del chanta que argumenta para no ser considerado como tal, esos son los más difíciles. Y después serán abogados. Capaz pasa también con otras carreras y con otras universidades. Dormí en muchos pabellones vacíos y silenciosos, no se olviden qué clase de gato soy, uno universitario. Por eso me consta que en toda clase hay un diez, capaz un veinte por ciento de interesados auténticamente. El resto está casi obligado y no es culpa de Tiktok. Siempre fue así. Siguiendo esta línea argumental en este punto podemos saltar a la conclusión de que después, entre los profesionales de cualquier campo, también habrá una proporción similar de competentes y bueno, eso de la paja y el trigo que no me acuerdo bien cómo era.

Como quien da una vuelta antes de echarse a dormir doce horas de corrido voy cerrando esta entrada con un comentario celebratorio sobre esta discusión que se da en espacios más o menos públicos.

Tocar estos temas me parece valioso por lo constructivo porque favorece a la toma de posición con argumentos. No olvidar evitar la crueldad. A ver vengan a convencerme de cuándo sí es justificable y necesaria la maldad. Son tiempos de militar la ternura y el buen trato. Si con Adorno ya repetíamos que no puede haber poesía después de Auschwitz, ¿después de Gaza qué? Tal vez ni un solo verso.

Leo sus opiniones, pero moderensé que cuando me encocoro uño.

Apolo

D.T.

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